Las palabras me han enseñado, limado, esculpido. A través de ellas me he limpiado de memorias, he descubierto tesoros, me he conectado conmigo y he tratado de ofrecer con las manos abiertas mi sentir. Ahora estoy en disposición de rendirlas el reconocimiento que merecen: devolverlas tan sólo una pequeña parte de lo que me han proporcionado.
En mi siguiente libro no serán meras transmisoras de aprendizaje y emociones, sino portadoras del arte con el que deben ser tratadas. Me ilusiona dar forma a una idea que la intuición ha acercado a mi corazón y llevado, cálidamente, a mis manos, apenas cuando mi último libro anda "a gatas". Miraré con ternura cómo va caminando por sí sólo, mientras me deleito, en momentos de soledad, de sensibilidad a flor de piel, de melancolía y creatividad, con este nuevo reto. Lo asumo sin prisa, más lejos que nunca de un objetivo concreto, sino de una vivencia intensa del instante en el que cada palabra derroche su belleza intrínseca al quedar grabada, para siempre, en el papel.
(O, al menos, lo intentaré ;-)
(O, al menos, lo intentaré ;-)