Esos instantes de gozo en los que sientes que todo está en su lugar, aunque no necesites controlarlo.
La emoción que te embarga contemplando la naturaleza, la belleza de una obra, una palabra, una mirada, un destello de sensibilidad.
Apreciar la bondad de cualquiera de las personas con las que te cruzas o convives.
Mirar al cielo y sentir su infinitud y, en ella, la tuya.
Todo eso es la vida; el resto... lo que la oculta.