jueves, 1 de octubre de 2009

Lo "terrible" de equivocarse


Tras El código del dinero (libro que no me cansaré de recomendar), estoy leyendo, sin buscarlo, sino porque “casualmente” una amiga me lo puso sobre la mesa, otro con un planteamiento parecido. El título es De empleado a millonario, con el subtítulo “Lo que no te enseñaron en la escuela acerca del dinero”. Sé que un título tan directo, en el que se habla de millonarios y dinero puede “tirar para atrás” a los lectores de un blog de corte metafísico como éste, pero el contenido, al igual que el del primer libro comentado, va directo a la conciencia y la profundidad del ser humano, habla de la ley de la prosperidad y, sobre todo, de la intención de servicio a la humanidad en cualquiera de las acciones que emprendamos. También desde mi punto de vista, esa es la base de cualquier proyecto, sea de la magnitud que sea.

Quiero compartir con vosotros algunas líneas de este libro sobre la dificultad para ser uno mismo como consecuencia de la educación que hemos recibido, en un entorno “regido por un catálogo de principios concebidos para mantener el orden (...) en lugar de unas bases que asegurarían un ambiente que sustentara el aprendizaje natural de los estudiantes”. Estos son algunos de los concisos y certeros ejemplos que indica su autor, Gregory Cajina, referidos a este aspecto:

-“Se enseña a tener un horario rígido (..) con pausas para comer, aunque el ritmo biológico de la persona sea diferente.

- Se recompensa la capacidad de memorizar (no necesariamente comprender, no necesariamente cuestionar, debatir o analizar).

- Se muestra que aquel que atiende en clase y se porta bien (portarse bien: callar, no cuestionar la visión del maestro, no moverse) tendrá más puntos.

-Se establecen unas bases de competencia entre compañeros y, por tanto, la percepción de que el máximo premio representa un recurso finito, y por consiguiente, escaso. Esa visión se emulará posteriormente en la vida profesional: para que yo gane, alguien debe perder.

- Fomenta la individualidad.

-El objetivo final del sistema no es aprender a ser y pensar de manera independiente, sino estudiar y aprobar.

En las escuelas aprendemos lo terrible que es equivocarse: un error, un punto menos. Más errores, menos puntos. Muchos errores, fracaso monumental.

¿Es así como los humanos aprendemos de manera natural?”

Reflexionemos...