El
pasado fin de semana me he estrenado como ponente en las II Jornadas
Educar para ser (en Almansa). Ha sido una experiencia inolvidable, en la que he
conocido a muy buena gente y aprendido de todo y de todos. Gracias, desde aquí, a los organizadores, que me ofrecieron esta oportunidad que no estaba
en mis planes, pero que sé formaba parte de “ese Plan” que sólo alcanzamos a comprender desde el corazón.
Me
quedo con la expresión de alegría en cada uno de los organizadores, ponentes y
asistentes. La evidencia de una conexión amorosa que, aunque no siempre percibimos a
través de los sentidos, se da en todo momento. El encuentro de personas que se
comunican desde el Ser y que se alegran de estar vivos.
Al
finalizar mi intervención, una de las personas que se me acercó me tocó el
alma. Llegó con mi libro El don de vivir como uno quiere en su
mano. Me enseñaba cómo lo tenía completamente subrayado y me comentaba, con una
increíble luz en sus ojos, todo lo que le había ayudado en su vida. Sentí que, sólo
por ese resplandor de su mirada, ya había merecido la pena estar allí y también haber escrito ese libro.