Hace unos días, tomé esta imagen mientras viajaba (desde el asiento del copiloto, por supuesto :-). El día estaba nublado, pero un brillante sol trataba de asomar a lo largo de todo el camino. Las nubes eran persistentes, pero el sol no se daba por vencido. "La luz siempre está"- pensé. Tras la oscuridad, siempre, siempre... hay luz.
Y he ahí el secreto de las personas felices: aunque tengan que enfrentarse a determinados retos a lo largo de sus vidas, no decaen, porque son conscientes de que disponen del mismo número de recursos para afrontarlos, y de que todo eso forma parte de su crecimiento.
Tras un conflicto, espera su solución, del mismo modo que, tras las nubes, siempre, siempre... espera la luz de la luna y el sol.
Tras un conflicto, espera su solución, del mismo modo que, tras las nubes, siempre, siempre... espera la luz de la luna y el sol.