Acabo de ver un programa de emprendimiento en televisión, que versaba sobre talleres de creatividad: trabajo del cuero, pintura, joyería... Algunos alumnos habían accedido a esos talleres por entretenimiento, y otros con perspectivas de desarrollar profesionalmente algo que les guste.
Me ha llamado la atención que, cuando les preguntaban por qué habían elegido esa actividad, la mayoría respondía que porque les llenaba y, cuando lo verbalizaban, se ponían la mano en el pecho,... a la altura del corazón.
Me ha resonado, porque cuando alguien me pregunta por qué escribo sobre tal o cual tema, siempre les digo que no sé, que no me viene de la mente, sino que me brota directamente del corazon.
También me veo a mí misma poniéndome la mano en el pecho, mientras lo comento, o haciendo ademán con ella del surtido de una fuente que mana.
Es la creatividad que todos los seres humanos traemos, escondida o latente en el pecho por más o menos tiempo, pero que, a fuerza de hacerte "toc toc", un día permites que entre y... que salga
