Acepto
en mí lo que veo en ti y tus acciones ya son mías. Es el encuentro de dos seres
inocentes, aunque vestidos con uniforme de guerra, forrado de excusas y
condecorado con reacciones. En
la fusión, abrazo tus pretextos y suelto mis resistencias, hasta que un manto
de transparencia nos envuelve: se diluyen los conflictos, acaba la lucha, se disuelven
las obstinaciones…