Hace años descubrí que había otro modo de vivir. Y eso me dio un impulso definitivo para ser más feliz. A través de numerosas lecturas y personas, se me desveló que los sistemas de creencias son sólo eso, sistemas, y, como tales, están “elaborados” a través de determinados procesos aprendidos a lo largo de los años, que pueden transformarse e, incluso, eliminarse.
Y, desde ese punto de inflexión, comencé a buscar, analizar y poner en práctica. Esa etapa de documentación, asim...ilación y experimentación fue esencial para mi desarrollo interior y, por ende, exterior. Las cosas me iban mejor o, al menos, mi interpretación y apertura hacia otro modo de existir me dio alas.
Años potentes, distintos, sorprendentes, de búsqueda de información, de aprendizaje, de lecciones de otros, que trataba de ejercitar en mi vida…y que me proporcionaban más seguridad.
Pero, en un momento determinado, sentí mi propia luz. Percibí que no tenía que buscar más, sino recordar quién era, y hallé una fuerza inconmensurable dentro de mí. Todo lo que había entendido desde la razón, lo estaba sintiendo desde el corazón; es más, tuve la capacidad de visualizar un brillante hilo de energía pura que conectaba ambas “partes”.
Supe que no vine a este mundo a pedirle nada al Universo, sino a expandir la riqueza que se me había dado por el mismo hecho de existir. Que los acontecimientos que se me presentan (“buenos” o “malos”) son el resultado de mi nivel de conciencia y de mis estados de abundancia o escasez interior. Así, cuando tengo un “mal día” me detengo a sentir si estoy cerrando mi canal de amor, si lo que me pasa es que, lo que aún queda en mí de automatismo está haciéndome invertir el proceso. Y me alegra ver que, aunque aún tengo que hacer bastantes paradas, cada vez son menos :-)
Y, desde ese punto de inflexión, comencé a buscar, analizar y poner en práctica. Esa etapa de documentación, asim...ilación y experimentación fue esencial para mi desarrollo interior y, por ende, exterior. Las cosas me iban mejor o, al menos, mi interpretación y apertura hacia otro modo de existir me dio alas.
Años potentes, distintos, sorprendentes, de búsqueda de información, de aprendizaje, de lecciones de otros, que trataba de ejercitar en mi vida…y que me proporcionaban más seguridad.
Pero, en un momento determinado, sentí mi propia luz. Percibí que no tenía que buscar más, sino recordar quién era, y hallé una fuerza inconmensurable dentro de mí. Todo lo que había entendido desde la razón, lo estaba sintiendo desde el corazón; es más, tuve la capacidad de visualizar un brillante hilo de energía pura que conectaba ambas “partes”.
Supe que no vine a este mundo a pedirle nada al Universo, sino a expandir la riqueza que se me había dado por el mismo hecho de existir. Que los acontecimientos que se me presentan (“buenos” o “malos”) son el resultado de mi nivel de conciencia y de mis estados de abundancia o escasez interior. Así, cuando tengo un “mal día” me detengo a sentir si estoy cerrando mi canal de amor, si lo que me pasa es que, lo que aún queda en mí de automatismo está haciéndome invertir el proceso. Y me alegra ver que, aunque aún tengo que hacer bastantes paradas, cada vez son menos :-)