En silencio, esa otra parte de mí,
observa serena mis pasos
y acaricia con ternura mi pelo,
cuando como una niña me siento.
En silencio, compasiva,
perdona siempre mis errores;
y sus párpados, dulce, pliega,
si mi voz, sin acierto, se eleva.
En silencio, sabe que la misma luz
a ambas ilumina el sendero,
porque no hay culpa, sino amor
si en unidad vibro y no espero.