Hoy cumple mi hijo 22 añazos, y me nace del alma dedicarle este poema:
Creces, como el pino,
pleno de vida y erguido;
noble, sensible y, a la vez, fuerte.
La senda de vida ondulada
allanas con tu bondad,
con tu inteligencia serena,
con tu dignidad integral.
Tus lecciones son las mías;...
acompañándote crecí,
equivocándome evolucioné,
y fue entonces, cuando maduré,
el instante en el que más te amé,
con un amor generoso,
libre de miedos y frenos,
comprensivo, confiado y tierno,
sabedor de tu grandeza,
de tu inmenso corazón,
de tu enorme fortaleza.
-----
¡Te quiero, rey!