Acabo de llegar al trabajo, antes que el resto de mis compañeros. Las instalaciones son confortables. Están situadas en un lugar en el que no hay ruidos ni contaminación. Fuera, he olido a hierba recién cortada. El cielo tiene color de primavera y, desde el coche hasta aquí, me he puesto la gabardina sobre los hombros, porque la temperatura es muy agradable. En este momento reina un silencio sólo roto por las teclas de mi ordenador.
Comienzan a llegar mis compañeros y pienso: ¿Qué es una empresa sino las personas que la foman?
En un rato, todo cobrará vida.