Ráfagas de entusiasmo y desaliento se cruzan dentro de mí.
Me siento todo y, al tiempo, nada, comparada con la Inmensidad…
Y el todo y la nada se funden en lo eterno,
en la infinidad del ser y en la propia finitud;
diferencia y, a su vez, unicidad.
Percibo la esencia de la sabiduría,
mientras me arrulla la ignorancia,
mientras me arrulla la ignorancia,
la que me induce a creer que lo sé todo,
hasta que aquélla me recuerda que apenas sé nada.
Y estas letras… portadoras de mi emoción,
fugaces y vulnerables dentro de mí,
permanentes y firmes sobre el papel…