No creo que haya malas personas, sino personas faltas de responsabilidad sobre sí y sus circunstancias, lo que conduce a ejercer el egoísmo de diversas formas: reclamo de atención extrema, apego, invasión, queja, agresividad, utilización del otro, victimismo...
Esa falta de responsabilidad es causada por el miedo, la inseguridad, la ausencia de uno mismo; estados que contaminan la existencia de quien los padece y de sus relaciones.
La toma de conciencia personal y de la vida, el trabajo de la confianza en uno mismo y el fortalecimiento interior regeneran el mundo, porque son bálsamos elaborados con el compuesto más potente: el amor, el que nos libera de los miedos y hace que aflore nuestra bondad.